¿Y a quién no le gustan las tías buenas?

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A lo mejor más de uno piensa que debo ser un friki de la música en general y del rock en particular, pero quisiera decir que no es así. A punto de cumplir los 30 años, no dejo de perder el foco, y reconozco que además de pirrarme por la buena música, no dejo pasar la oportunidad de divertirme en los conciertos, pasarme más o menos con las bebidas y, cómo no, no perderme la vista de los muchos culos bonitos que suelen aparecer por esos eventos musicales.

Sí chavales, me gustan las tías como a cualquier tío de mi edad, siempre que sea heterosexual, claro está. Mis amigos y yo, que pasamos por grandes aficionados al rock, no negamos que solemos intentar ligar cuando vemos la oportunidad por mucho que ande tocando nuestro grupo o cantante preferido; nos gusta escuchar música, pero estar con mujeres, más. Y si se presenta el lance de poder salir de allí con alguna chica debajo del brazo y un condón debajo del otro, no dudéis de que dejamos el concierto para más tarde, os lo puedo asegurar.

Además, hace tiempo que tengo una duda existencial que no logro aclarar, y es: ¿os habéis dado cuenta de que a los conciertos de rock en vivo suelen ir las tías buenas más espectaculares? Yo no sé si es que está oscuro, si es que uno está bebido, o que en realidad las chicas más guapas hacen una conspiración para presentarse allí (a veces se me ha ocurrido que puede ser una especie de maquinación femenina). Y no dudéis de que, por muy bueno que sea el artista, mucha caña que dé la banda o muy alta que esté la música, uno llega el momento en que se dedica a mirar alrededor, y entonces siempre ve a una tía que le llama la atención, y a tomar por saco lo que estén tocando: en ese momento ya pierdes la concentración y empiezas a pensar en otros temas más terrenales, como qué tendrías que hacer para que esa tía quisiera ir contigo a un sitio más privado, jeje.

Aunque parezca que quiero dármelas de Casanova o picha brava, tengo que decir que no es para tanto, pero tampoco para menos. Podría contar algunas experiencias la mar de esclarecedoras sobre las veces que he tenido sexo en conciertos de rock, ya hayan sido en salas cerradas o al aire libre (estos últimos son mis preferidos en la época estival, como comprenderéis). Muchas veces en los aseos, otras en los aparcamientos, y una, aunque no lo creáis, entre bambalinas, con una de las chicas del coro de un gran artista. Tengo una buena cantidad de historias, pero si las nombre no es para presumir, sino para que veáis que hay vida más allá de la música para un aficionado al rock, ¡y qué vida!