Destroyer hoy, una increíble muestra del rock indie
No sé cuántos de vosotros sabéis que hoy vuelve a España, después de 6 años, la banda canadiense Destroyer, uno de los mayores exponentes del llamado rock “indie”, que nos había abandonado sin conciertos en vivo en suelo patrio durante un largo tiempo, a pesar de haber sacado 2 álbumes más de estudio. Su última gira, allá por el 2011, fue con su afamado LP Kaputt, que le dio reconocimiento internacional y la consolidó como una de las bandas de rock más significativas, reconocimiento que sigue hoy y que le ha valido comentarios como ser ” el David Bowie” del indie rock.
Destroyer es la banda del músico canadiense Dan Bejar, que se formó hace la friolera de 22 años, ni más ni menos. Su música y sus letras se caracterizan por ser bastante abstractas, a su autor le gusta la poesía y hacer que la gente que escucha sus canciones se coma el coco para comprenderlas, lo que puede hacer que un concierto de este grupo sera realmente agotador. De entrada, sus composiciones pueden encantarte o directamente hacer que no quieras escuchar más nada sobre ellas ni sobre la banda; pero si es el primer caso, la gran mayoría de ellas son gloriosas, hasta el punto de no cansarte nunca de escucharlas. Y además, Bejar es un autor muy prolífico, cada dos años más o menos se atreve con nuevo disco; sólo tras el maravilloso Kaputt hizo un parón más grande, de cuatro años hasta su siguiente álbum de estudio, pero como fue una obra maestra, los aficionados no fuimos demasiado exigentes en ese aspecto.
Hace unos años, la última vez que la banda estuvo en Barcelona, yo no los conocía; pero por aquel entonces yo tenía una novia al que le iba el rock alternativo y todo ese rollo místico, y más que por complacerla que por otra cosa, compré entradas por su cumpleaños para verlos; y nunca imaginé lo que iba a descubrir ese día. Reconozco que al principio me pareció todo un poco raro, y aunque las letras no acababan de llegarme, el sonido era muy bueno; por eso, y porque tenía planes con mi chica para después, fue que me obligué a permanecer allí. Y al final de la noche era yo el que estaba entusiasmado, deseando que aquello durara un poco más, y convertido en un fan absoluto de Destroyer creo que para los restos, jeje.
Hoy tocarán en la Sala Bikini, un lugar que me conozco bien, y por supuesto que no me lo perderé. En esta ocasión iré solo: mi novia forofa ahora se convirtió en una ex, y a mis amigos no acaba de gustarles mucho ese rollo indie, aunque la realidad es que ninguno de ellos podía acompañarme por uno u otro motivo. En realidad no me importa mucho: como digo, su música hay que esforzarse en entenderla, y me gusta en este caso abstraerme y concentrarme en lo que estoy escuchando, sin que nadie me comente nada ni quiera que le dé ninguna explicación. Claro que estaré rodeado de gente, pero serán personas desconocidas, y creo que al menos la mitad de ellas hacen exactamente lo mismo que yo, porque no sería la primera vez que me pesco a los oyentes con los ojos cerrados, como a mí me gusta hacer. Es una extraña manera de disfrutar la música rock, lo sé, pero si algo he aprendido en todos estos años siguiendo a grupos de este estilo musical, es que cada uno lo aprecia de una manera muy distinta, lejos de esos mitos de tipos melenudos y guitarras que destrozan los oídos que la mayoría de la gente tiene en mente.
Así que esta noche me toca disfrutar, a mí y a un montón de gente. Sólo me cabe pedir que su nuevo disco, Ken, sea tan bueno como los otros; y que no tarde tanto en prodigarse en directo por nuestras tierras, a poder ser.